Hazme compañía

Respirando hondo, dejó que sus ojos vagaran por la delgada figura del extraño dormido. Un hombre joven, de unos dieciséis años, yacía silencioso e inmóvil, atado de pies y manos a la cama de metal del hospital y vestido solo con un par de pantalones negros. Celia pudo ver los cortes y contusiones en la mejilla y la parte superior del cuerpo desde donde claramente había tenido una pelea. La herida en el centro directo de su abdomen era grande, casi una quemadura, Celia se preguntó si fue Axel quien le causó tal daño, pero no iba a pensar en eso, sus pensamientos no tomarian ese camino.

Algunas viejas cicatrices acribillaron su cuerpo y ella quedó consternada por la cantidad. Obviamente había tenido una vida difícil hasta ahora, incluso para un hombre tan joven, y la curiosidad por él despertó. Cuando se despertara ella sería testigo de la conmoción, la ira y el miedo que lo superarian en

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