La haré mía

Ax finalmente se levantó, pero mantuvo su mano sobre su cintura.

-Me iré por un par de días. Te veré cuando regrese

-Me gustaría eso- Celia tiene el corazón acelerado, la anticipación ya la está agarrando.

Sus dedos fueron a su chaleco y lo bajaron suavemente, sintiendolo para asegurarse de que él era real y que esto realmente estaba sucediendo. Todo lo que pudo hacer fue asentir con la cabeza hacia él cuando finalmente la soltó y se dirigió a la oficial esperando que él viniera y liderara a su grupo.

Celia saludó un poco mientras desaparecían en el bosque, e intentó desesperadamente evitar que su cabeza girara por la euforia. Cuando finalmente se volvió hacia la entrada de la tienda de campaña, le llevó un momento recordar lo que

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