Austin Mitchell
(Horas atrás)
Los Ángeles, California.
Jenna Williams tocaba el piano bien, pero no necesitaba «bien» necesitaba que fuese «perfecto» pero como siempre tengo que seguir exigiendo. A veces me frustraba y la manera en que torcía sus labios y se lamía los labios, creía que con eso ya la tendría en la cama. Pero no. No estaba interesado en una rubia, flaca y con dedos esqueléticos.
—Austin...
La voz de Jenna me atrajo a la realidad. Solté el aire bruscamente mientras me ponía de pie de mi butaca frente al gran escenario donde se encontraba ella sentada en el banquillo. El piano forte de cola la hacía ver demasiada insignificante. Estaba revalorando en buscar otro posible prodigio de la música. Pero por el momento tenía que bastarme ella...
—¿Y ahora qué? —Pregunté frustrado y ella solo se encogió. Negó rápidamente y sus dedos comenzaron a tocar. Subí los escalones y me
Aiden Baker —¿Estás seguro de lo que quieres hacer? —preguntó Andrew mientras duda en marcar el número en su móvil. —¿Me ves con cara de que no quiero hacerlo? —suelto mientras me cubro la mano con una venda, y la sangre comienza a traspasar la delgada tela. Estamos en la parte trasera de la camioneta. Josh está tecleando algo en su tableta. otro guardaespaldas llamado Mario al volante, y Walton de copiloto...ah, y Austin en la cajuela. Sabía que no estaba bien. No era lo correcto. Pero en estos tiempos cualquiera con sangre en sus manos, podría salir libre. Y antes de hacerlo haremos un viaje... —Muy bien. Sabes que estoy contigo, y en caso de que caigamos en la cárcel, nuestra madre puede cuidar de Ava...—murmura Andrew para el mismo, pero todos en el auto lo escuchamos perfectamente. —Calma Andrew, no es que lo vayamos a matar. Andrew asiente. —Yupi—murmura mientras teclea el nú
Aiden Baker Parpadeo varias veces para confirmar que mi mente está realmente viendo una «Freidora Industrial» Andrew tira del otro lado de la sabana que la cubría hace unos momentos. Su sonrisa me hace pensar que realmente debe de disfrutar mi cara de sorpresa. —¿Es en serio? Creí que era una de tus bromas...—suelto mientras camino hacia él. Él me guiña el ojo divertido mientras acaricia su puño del golpe de hace unos segundos. —Creo que si entra en la freidora, ¿Qué opinas? —mi reacción lo hace divertirse más y vuelve a guiñar el ojo y hacer un movimiento con su barbilla hacia Austin. Y es cuando entiendo su juego. «Realmente quiere dar un escarmiento de miedo, antes de entregarlo a las autoridades» Me meto en mi papel. —Si, creo que si cabe. —Austin se gira aturdido hacia nosotros. Al ver la freidora tarda en entender de qué se trata, hasta que Andrew la enciende
Aiden Baker El auto se detuvo en el edificio de departamentos de Charlotte. Andrew me observó detenidamente. —Respira, Aiden. —creo que me ha visto demasiado nervioso. —Gracias por todo. —le digo con una media sonrisa. —Me divertí, pero realmente no creí que la freidora estuviera realmente encendida. Si no fuese por los números digitales que parpadeaban realmente Austin estuviera frito... Recuerdo su rostro pálido. —No pasó a mayores. Ve a casa y descansa. —le digo antes de irme. Bajo del auto, mientras el quipo va a dejar a mi hermano a su casa. Al perderse en el tráfico de la mañana, mi mirada se clava en el edificio de ladrillos. Algo me había arrastrado hasta acá. Entré decidido y crucé con un grupo de mujeres que van a hacer deporte y me miran descaradamente. Al llegar al piso de Charlotte puedo ver a Lizzy subir los escalones distraída. —Aiden…—dice sorprendida a mi p
Andrew Baker Lizzy regresaba sola. Supongo que Aiden encontró despierta a Charlotte o la ha despertado. Lizzy se cruza de brazos y al estar a una distancia prudente, sentí como su mano giró mi rostro de un solo movimiento. Regresé lentamente mi rostro y tuve la tentación de sobarme, pero me iba a ver muy de telenovela del horario nocturno, en esas cuando personas que se reencuentran después de tantos años, se cobran uno que otro enfado por haber desaparecido de su vida. —Eso es por dejar esa nota de disculpas y no volver aparecer. —espeta con la ira contenida. —Lo siento. —susurré. —No basta. Creo que merecía más que una nota Andrew. Pero en fin, ya eres un hombre casado, y no dudo que tengas una gran familia como siempre lo has soñado. —Si, tengo una hija. Y mi esposa...—me interrumpe zanjando el tema. —No digas más—se gira hacia la cocina y la sigo—has de ser el hombre más feliz de la tierra.
Charlotte MurphyEstaba sentada en el gran sofá de la sala, Lizzy estaba viendo la televisión, un programa de cocina.«Irón Chef»Escuchaba atentamente, mientras Lizzy describía divertida las escenas de los cocineros corriendo por el set. Los nervios comenzaron a aflorar cuando por octava vez preguntaba la hora a Lizzy.—¿Qué te pasa? Estás demasiado ansiosa. —dice curiosa.—Aiden quedó en venir por mi hace media hora...Suspiré. Pudo haber llamada para cancelar y evitar que estuviera en este estado de nerviosismo. ¿Realmente eran los nervios por regresar a casa de sus padres? ¿O era por que oficialmente me presentaría ante ellos como su «novia»? El nudo en mi estómago se hizo más grande.Escuché un ruido.—Calma, acaba de mandar un
Aiden Baker Estaba pensando en cómo comenzar. Apreté su mano para sentir que realmente era real. Ella estaba a mi lado caminando por la playa de noche. Quería que supiera quien era antes de conocerla. Y que me diera la oportunidad de estar siempre cerca de ella... —¿Estás nervioso? —preguntó Charlotte. —Un poco. —me sinceré. Silencio de nuevo, solo el ruido de las olas estrellándose entre sí. La brisa nos abrazaba bajo la luz de la luna y se veían los faroles a lo lejos. —Cuando tenía unos quince años, comencé una etapa de rebeldía. Ni yo me entendía. Hasta que conocí a una mujer que me mostró que eso de ser chico rebelde no me traería buenos tiempos...—sentí como mi garganta se secó en segundos. —Y... —susurró Charlotte intentando alentarme a seguir hablando. —Fue a base de...—detuve mis palabras, solté un suspiro dramático. Y lo era, en serio. —De...—susurró de nuevo dand
Charlotte Murphy Terminé de dejar salir el dolor que había cargado por años y todo en brazos de Aiden. Sentí como el alma descansaba de tal carga emocional. Los miedos, las dudas, los rencores que cargaba en el corazón, se iban desvaneciendo poco a poco, hasta dejar una estela de tranquilidad. Me aferré a la cintura de él... —Aiden... —No te preocupes...estoy aquí y siempre lo estaré cuando me necesites. —Gracias... Me separé poco a poco, él tomó mi rostro y con sus pulgares limpió cada mejilla el camino de las lágrimas que estaba derramando. Levanté mi mano para acariciar su barba. El tono de su voz me daba una señal de que ha estado a punto de llorar. Se estaba conteniendo por completo. Era demasiado tierno. —Charlotte... —¿Sí? —susurré. —¿Crees en el amor a primera vista? —Aiden preguntó en un tono bajo. Me quedé en silencio saboreando su pregunta. Podría decir que lo n
Charlotte Murphy —Y pueden salir. Los pasos de los niños los escuché al salir a toda prisa del aula. Comencé lentamente a guardar las cosas en mi bolso. El perfume de Aiden invadió mi espacio personal y solo sonreí como tonta. Estos dos meses eran lo mejor que me había pasado en toda mi vida. Me sentía que todo lo podía y más al lado de Aiden Baker. —Llegas a tiempo. —digo divertida. —¿Cómo haces eso? No he dicho ninguna palabra…—escucho el tono de sorpresa. —Simplemente lo sé. —suelto más divertida. —Eres mi pequeña «brujita»—dejó un beso tierno y fugaz en mis labios. —Ya terminé. ¿Va a ir Andrew con nosotros? —No sabe aún. En una hora me va a confirmar... —¡Pero es el cumpleaños de Lizzy! ¿Cuándo se va a animar a acercarse a ella? Lizzy todas las mañanas pregunta lo mismo. Y créeme eso agota... Atrapó mi mano, me quitó la bolsa y nos guío al estaci