El recuerdo que tenía Nebraska del celo de su pareja fue cuando él la atacó debido a que su hija la había llevado, antes de ser raptada por Layan. Y solo podía decir que había pasado miedo real. No el crudo como el que sufrió con Rudoc cuando la tenía cautiva, sino uno más salvaje que la desconcertaba.
Y ahora estaba allí, delante de la puerta del mismo cuarto de donde lo había visto salir, preparada para ser ella la que entrara. Leoxi y Siran estaban detrás de ellas. Como machos sabían el estado en que ellos se ponían y el daño que podía ocasionarles a las hembras y más Hades que era un alfa. Razón por la que se habían negado desde el primer momento a que su reina se arriesgara de esa forma, aunque en el fondo la comprendían. -Reina, aún puede retractarse- Siran dijo. Su loba se encargaba de cuidar a los hijos de ella dado que estarían la menos cuatro días sin verlos. Si era que ella podía resistir todo ese tiempo.El celo del alfa había empezado hacía unas horas porEl cuerpo de Hades estaba caliente, tan caliente que quemaba. Su marca en el cuello igual quemaba, así como si interior que empapaba la cadera de su esposo. Nebraska sentía una sensación igual a cuando estaba a punto de entrar en celo. Acaso eso lo estaba provocando su esposo.Bajó la mirada y lo miró directo a sus ojos. Estos a pesar de no notarse enfocados la devoraban y la hacían temblar. Tenía ganas de ser tocada por él, se ser besada. Tuvo un impulso de quitar los grilletes de él y dejarlo a su libre albedrío pero recordó que tanto Siran como Leoxi fueron muy estrictos en los requisitos para dejarla estar ahí, ese era uno de ellos. No soltar a su alfa.Chasqueó la lengua. Y desde cuando ella oía órdenes, aunque tenía que reconocer una cosa, no solo era la erección de Hades la que se notaba más grande, el cuerpo del lobo se sentía más grande, sólido y salvaje. Ella estaba acostumbrada a su cuerpo y de cuanto tenía que abrir las piernas para tenerlo entre ellas pero esta ve
Rodrigo no se sentía cómodo con su familia a pesar de que ya se sabía toda la verdad. Aun sentía que había traicionado a todos y ponerse siempre como la víctima no era justo. Más bien no era justo para ni él mismo. Y eso le dolía. Le dolía mucho.Y supuestamente ese día que debía ser feliz para todos era para él un recordatorio que no debía estar en esa familia. Porque él simplemente hacía daño.-Hermano…hermano- a su lado Alan le sacudió el brazo- Es hora de ir a correr-Rodrigo asintió. Su madre se acababa de casar con el alfa de la manada de plata. La única persona que lo había llenado de confianza para decirle la verdad. No podía negar que se sentía feliz por ella. Se lo merecía. Su madre había sufrido mucho a manos de su padre y que este lobo se le hubiera aparecido en su vida era lo mejor para ella y sus hermanos.Pero él no se lo merecía.Así que cuando la corrida empezó y todos los lobos siguieron al antiguo alfa de la manada de Plata Saisen, el avanzó unos cu
-Estas seguro que cerraste bien la puerta. Sabes que aquí como que entrar sin pedir permiso se estila bastante- -Si cariño, nadie va entrar a la oficina a menos que yo quiera- Hades besó el lóbulo de la oreja de Nebraska mientras sus manos recorrían el borde de su vestido a la altura de la cintura para dejar descubierta sus hermosas piernas. El alfa tenía acostada a su esposa sobre su buró, después de lanzar más de la mitad de los papeles al suelo creando un desastre a su alrededor, mientras se acomodaba entre las piernas de ellas e hinchaba sus labios bajos sus besos. La camisa de Hades estaba en el suelo, la ropa interior de ella la acompañaba, solo el pantalón aun cerrado de él estaba en medio. Después de tres días sin poderse dar amor dado el trabajo de ambos no habían podido aguantar y estaban a punto de tener sexo allí mismo. Sin importar consecuencias, aunque realmente no es que hubiera ninguna. Muchos notaban cuando cierto alfa no pasaba sus noches alegres y
-Ma, tu rostro está totalmente rojo- Noa tenía la cabeza recostada en uno de los muslos de Nebraska. Ella tenía la cabeza gacha con el cabello cubriendo parte de su expresión avergonzada. Dios, había sido vista por sus suegros, y haciendo eso con su esposo. Bien le había dicho que no era una buena idea, pero Hades era bueno en que ella sucumbiera a sus instintos y terminaran enrollados en cualquier parte. No era que no le gustara hacer el amor con su lobo, con su alfa, era que él buscaba los lugares donde podían ser descubiertos fácilmente y ella no estaba acostumbrada a eso. Y ahora apenas podía mirar a la cara a los dos lobos con los que su esposo tenía una acalorada discusión. Por lo visto Celesia y Saisen están acostumbrados a intimidar a sus dos hijos y violar su privacidad alegando que eran unos cachorros. Cachorros su culo, eran dos lobos de más de un metro ochenta, más de 100 kilos de musculo y que pasaban los 600 años. No eran unos cachorros. Pero en
Nebraska sentía la brisa golpear su trasera en la posición en la que estaban. Celesia corría rápidamente sin apenas inmutarse por el peso de ella, tampoco era que la omega pesara mucho. No sabía a donde la llevaba, pero por si acaso, recordó todo lo aprendido cuando cachorra y con un ágil movimiento que Celesia no se esperaba logró soltarse de su agarre y saltar.Cayó arrodillada en el suelo disminuyendo el impacto. La otra loba se detuvo de golpe y la miró con un brillo inusual en sus ojos.-Oh, eres mejor de lo que pensé-Nebraska se enderezó con la guardia en alto y con cautela.-¿Qué desea conmigo?- estaba seria a pesar de que no sentía ningún aura asesina hacia su persona.-Pues… acaso no te había dicho antes que quería probar tu fuerza contra la mía. Es momento- y se abalanzó contra Nebraska.<
A pesar de ser joven Sara era una loba...terca. Muy terca. Entre sus objetivos estaba tener cachorros con Siran. El beta del lobo que la había recogido, así que así seria. Lo había dicho desde la primera vez que lo había visto y no se echaría para atrás. Ese era el lobo. Por lo que desde el día que había sido acogida en la manada siempre buscaba alguna forma de estar junto a él. Aunque este no estaba muy de acuerdo con los deseos ella. Solía encontrar las formas de escabullirse para que ella no lo encontraba y se escondía, aunque ella tenía una facilidad innata para encontrarlo fácilmente. O le gruñía cuando ella se acercaba ganando un gruñido más fuerte por parte de Hades por haberlo hecho. Papi Jades siempre tan protector. Ella se burlaba de ello Asu así Sara no se quejaba nunca. Siempre justificaba que el beta solo era tímido. Ya lo había atrapado más de una vez siguiéndola con la mirada u olfateándola después de haber est
Sara. Escuchar su nombre saliendo de los labios de ese frío lobo que siempre mantenía la distancia de ella, pero casi sin aliento y con tono excitado hizo que todo el cuerpo de Sara temblara y un marcado sonrojo cubrió sus mejillas extendiéndose por su cuello. ¿Qué demonios? Estaba habituada al siempre frío Siran, no a este lobo que podía tener la voz grave y hacerle latir el corazón. Se preguntó cómo sería en el sexo, si sus ojos brillarían, si sus colmillos se alargarían, su pecho desnudo y fuerte subía y bajaría húmedo y brillante de sudor. Era una loba virgen, pero había fantaseado tantas veces con Siran durante los últimos años aun así chocar con la verdad era sumamente impactante. Lo sintió removerse un poco y abrió la boca para soltar un ligero gemido. Sara se alzó sobre su codo y lo miró con los ojos entrecerrados. Los orbes de ella comenzaban a tornarse muy dorados con la excitación a flor de piel. No lo podía evitar el lobo estaba ex
Siran se sobó la sien temprano en la mañana. Su cabeza le dolía tanto que pensaba que iba a explotar y eso no le permitía concentrarse en su trabajo y eso que tenía mucho. Lo sucedido en la noche rondaba su mente y no podía separar lo que era verdad de un sueño. Todo había pasado tan rápido que era confuso. Gruñó alarmando a los dos lobos que estaban delante de él esperando por la firma de unos documentos, estos retrocedieron en consecuencia. Siran era un lobo con un carácter complicado, pero siempre tenía control sobre sí mismo, así que verlo en ese estado era toda una novedad. -Oye no me acoses a mis guardias- la voz de Leoxi retumbó cuando el lobo entró por la puerta. Siran alzó la cabeza y alzó una ceja. -No tengo necesidad de acosar a nadie- replicó con tono áspero. -Wao, cierto lobo se levantó con la pata izquierda- Leoxi chifló y pasando por el lado de los dos lobos le hizo seña para que salieran- Yo me encargo- les murmuró y ambo salie