Desesperado, Sebastian no tuvo más remedio que volar hasta la Ciudad Lindberg.

Cuando llegó allí y encontró el hotel, todavía estaba un paso atrás.

Para cuando subieron las escaleras y encontraron la habitación de Sabrina, ella ya no estaba allí.

Ruth, quien estaba sola en la habitación, llamaba desesperada. Cuando vio llegar a Sebastian, lloró por la preocupación. “Lo siento, Amo Sebastián, lo siento. Yo… yo solo bajé a atender una llamada telefónica. La recepcionista del hotel me pidió que atendiera una llamada. No imaginé que fuera una trampa. Bajé para atender una llamada extraña, y cuando volví a subir, Sabrina... Simplemente desapareció, como un fantasma. Amo Sebastian, todo es mi culpa, mi vida está a su disposición y no tendré nada que refutar”.

Después de decir esto, Ruth se quedó de pie frente a Sebastian como si estuviera lista para su muerte.

Sin embargo, él dijo con calma: "No es tu culpa. Esto fue una trampa. Lo más urgente ahora es que revises el video de vigilancia