Sebastian no se sorprendió en lo más mínimo por la reacción inmediata de Sabrina.

Sabrina se dio la vuelta y miró a Sebastian y a Aino, que sostenía la mano de su padre. Estaba tan enojada que colocó una mano en su cintura y lo señaló con rabia. "Tú, así que esta es la sorpresa que me tenías. Hace tres días, cuando estuve hospitalizada, me dijiste que tenía demasiada ropa. No lo entendí en ese momento, ahora lo entiendo. Yo… ¿con un vestidor tan grande, y te llevaste toda mi ropa?".

"Mamá, todavía quedan algunas". Aino le recordó amablemente a su madre que debía decir la verdad. Todavía había al menos una docena de diferentes estilos de conjuntos en el armario.

"¡Aino Scott! ¿Tu apellido es Scott o Ford?", preguntó Sabrina con molestia.

" Se apellide Scott o Ford, ella sigue siendo mi hija”, dijo Sebastian de manera tranquila y serena.

Aino asintió. "¡Sí, así es!".

"¿Desde cuándo te soborna tu padre?". En el pasado, a Aino le encantaba cuando su madre se vestía hermosa.

Aino dij