¿Estaba hablando con un sinvergüenza?

El hombre se mantenía solemne.

El hombre se mostraba serio, su expresión era la de siempre, frío, tranquilo y sereno.

“Tú…”. Sabrina ni siquiera pudo terminar sus palabras.

Él miró a Sabrina. "¿Qué pasa conmigo?".

“Tú… pensé que no querrías que fuera a trabajar. No pienso ir hoy. Ya estaba preparada para que mi director me reprendiera, pero, ¿me estás diciendo que vaya a trabajar?”. Sabrina se burló con rabia.

La expresión del hombre era fría e inocente. "¿Cuando me escuchaste decir que no te dejaría ir a trabajar?".

Sabrina estaba sin palabras.

De hecho, ella no lo escuchó decirlo.

Desde ayer por la noche, él había hablado muy poco. Ni cuando estaban en la sala privada del bar karaoke hablo demasiado. Anoche, no dijo una palabra.

¡Fue ella!

Ella estaba tan sorprendida al verlo, que, naturalmente, asumió que él no quería que ella trabajara hoy.

“¡Sinvergüenza!”. Con la nariz fruncida, tomó un sándwich entero, levantó su mano y se lo me