Gloria, quien estaba detrás de Sabrina, incluso lloró. Al principio, ni siquiera lloró ni una sola lágrima. Sin embargo, cuando escuchó a su padre arrepentirse de cómo trató a su madre, Gloria empezó a llorar. No estaba llorando por su padre. En cambio, estaba llorando por su madre quien había muerto con resentimiento. Sin importar qué tan sincera fuera el arrepentimiento de una persona, sin importar qué tanto la persona se arrepintiera, una vida joven y animada nunca podría ser repetida.

“Pero estos….”. La voz del anciano se volvió más y más débil, y más y más ronca. Su voz era tan ronca que Sabrina ni siquiera podía soportar escucharlo más.

“Solo... descansa. Mi madre y yo ya no te culpamos más. Es verdad. Solo descansa. No tengas demasiada carga en tu mente. Tu salud ha sido excelente y no tienes ningúna enfermedad grave. Ciertamente puedes vivir hasta los cien años. Hay muchos centenarios en este mundo. Una escritora incluso vivió hasta los cientos doce años. Todavía estás a vein