”Te estoy diciendo que tengo una perseverancia extraordinaria. Puedo vivir con tal de que tenga un solo aliento, y encontraré la oportunidad de escapar. ¡Por lo tanto, a lo que me refiero es que deberías matarme ahora! ¡De lo contrario te arrepentirás sin fin!”.

Malvolio no tenía palabras. Al fin había entendido las intenciones de Sabrina. Ella no quería escapar ni negociar con él. Solo quería matarlo lo más rápido posible. Era porque no quería ser tomada como rehén por él en una isla y sufrir todo tipo de humillaciones. Miró a esta mujer que estaba empeñada en morir. De hecho, tal mujer no le temía a ser humillada. Le temía a… ¡Sí! Ella temía que si estuviera viva, su esposo no se atrevería a ser vicioso con Malvolio. Si sigue viva, su esposo ciertamente se comprometería con Malvolio para rescatarla. ¡Sí! ¡Ella solo escogía morir para proteger a su esposo quien estaba lejos en Ciudad del Sur!

En un instante, una ola de celos surgió en el cuerpo de Malvolio. En ese momento, ¡también