Jane miró a Alex con desprecio. "¿Qué dijiste?".

Suprimiendo el impulso de abrazarla, de quitarse su propia chaqueta para ponérsela y cargarla al coche, por miedo a provocarla, entonces respondió con calma: "Tienes razón, Jane. Llevo días siguiéndote. Me preocupaba que pudiera asustarte y que actuaras frenéticamente, así que no me atreví a acercarme a ti. Te digo ahora mismo que no estoy aquí para matarte. Estoy aquí para llevarte a casa".

"...". Jane miró a Alex. Una sonrisa apareció y desapareció rápidamente antes de que ella lanzara las sobras que tenía en su mano al suelo bruscamente.

Las sobras empezaron a salir inmediatamente de la bolsa y la mirada de Alex bajó inconscientemente a la comida que había dentro de la bolsa. Había cáscaras de camarones, huesos de los que solo colgaba la mitad de la carne e incluso un trozo de pan que había sido masticado hasta la mitad. Le dolió el corazón al ver esto, como si alguien lo estuviera cortando.

"Esto... ¿Esto es lo que te llevas a ca