La expresión de la anciana se iluminó al ver toda la comida en la bolsa. Aunque había vivido en Ciudad del Sur y su hijo solía ser el gerente de una fábrica, aun así no había tenido muchas oportunidades de probar platos tan lujosos.

"Mamá, debes comer un poco cuando los calentemos más tarde. Los ancianos necesitan comer más camarones para obtener más calcio".

"¡Oh, oh, está bien, está bien! Dejemos los tacos de verduras a un lado. Los comeremos otro día cuando no tengamos nada más para comer", respondió la anciana con lágrimas de alegría.

La familia de tres calentó los platos alegremente mientras Alex observaba todo con un par de binoculares desde su coche estacionado afuera del albergue.

Había ventanas en ambas áreas de la habitación y, por lo tanto, veía con facilidad todo lo que sucedía dentro. Su corazón se sintió abrumado por el dolor nuevamente al ver lo felices que estaban los tres mientras calentaban la comida. Había estado con Jane durante casi ocho años y, aunque ella sie