"...". En cualquier otro momento, Sebastian habría aceptado su apasionada invitación, pero no hoy. Si su suposición era correcta, él tenía que abstenerse. La apartó suavemente. "Sé una buena chica, Sabrina. ¡Hoy no!".

Entonces ella empezó a llorar de nuevo. "¿Ya… ya no me amas, Sebastian? ¿Ya no me deseas?". Ella hizo un puchero con una expresión frágil, muy diferente de la fiereza que mostró un mes atrás cuando pensó en separarse y divorciarse de él.

"...". Sebastian no respondió. ¿Qué se suponía debía decirle? ¿Qué él tenía la sospecha de que ella estaba embarazada, y que por eso estaba muy emotiva? Si examinaban su cuerpo y él resultaba estar equivocado, ¿acaso Sabrina no estaría aún más molesta? Él nunca insistió en que ella quedara embarazada. Ya habían tenido a Aino, por lo que no le importaba si no tenían un segundo hijo. Para él, la salud emocional y física de ella era lo más importante.

Él la abrazó. "No, no es eso, Sabrina. No es…".

"Entonces bésame. Tú... No hemos teni