“Por favor, no duermas aquí. Ni siquiera me has visto todavía. ¿Cómo puedes dormir aquí y no levantarte? ¡Levántate! ¡Dime a mí y a él quién soy!”.

Holden estaba cubierto de lágrimas. El hombre adulto estaba llorando de una manera muy trágica. Sean se quedó sin palabras. Le pidió a su guardaespaldas que fuera a buscar al portero del cementerio.

Diez minutos después, llegó el portero. Cuando vio a Holden, el portero se sorprendió al instante. “Esta… ¿no estaba esta persona ya aquí anteayer? Trajo una gran bolsa de comida cuando entró. ¿Se terminó todo? ¿Él... no se ha ido en los últimos dos días?”.

Se trataba del cementerio. La gente normalmente venía y lloraba por un momento y luego se iba. Además, el personal del lugar trabajaba ocho horas en turnos rotativos. ¿Quién pensaría que alguien se quedaría a dormir en este cementerio?

De hecho, Holden había venido hace dos días después de pedirle la ubicación a Sabrina. Compró flores frescas para su madre, a quien nunca había visto, y