Sin embargo, Jennie no pudo interrumpir su embarazo por varias razones.

Cuando nació la niña, su novio rico le dijo claramente: “¡Si esta niña es mía, te daré cien millones de dólares! Después de eso, me la llevaré. ¡Mi hija no puede estar con una mujer sucia como tú!”.

“Si la niña no es mía, entonces lo siento, ¡aléjate de mí lo más posible!”.

Jennie estaba muy furiosa en ese momento. Ella lloró y le gritó a su novio: “¿No fuiste tú quien me trajo para jugar con tu amigo? ¿Te disgusta que sea sucia ahora?”.

Su novio sonrió frívolamente: “¡Por ​​supuesto! Eso solo fue para divertirme, me gusta las chicas sucias porque me gusta duro. Sin embargo, ¡sin duda sería otra historia cuando se trata de la madre de mi hija!”.

Jennie se quedó sin palabras.

En esta situación inmensamente humillante, Jennie hizo una prueba de paternidad.

Sin embargo, fue una gran decepción. Ya ni siquiera podía conseguir los cien millones.

Porque la niña no era de su novio.

Jennie no encontró al otro ho