Ryan quedó impresionado con la intervención de Emma, de hecho, las cosas eran así. Emma era su asistente y su aprendiz por decisión de Michael, pero eso le quitaba autoridad en algunas decisiones que podía llegar a tomar.—Me temo que es usted quien no está bien informada, señorita Collins, pero su padre fue muy claro al pedir un asistente para el señor Black —la encaró Benítez. El hombre estaba rojo por la humillación.—¿De verdad? —preguntó Emma frunciendo el ceño—. ¿Puedo ver ese listado?—Emma, por favor —pidió Ryan al darse cuenta del enfrentamiento que esto podría desatar y lo mal parada que Emma podía terminar frente a los jefes de departamento.—Pido una disculpa, señores, quiero que seamos un grupo de trabajo armonioso. No pretendo sabotear el trabajo de nadie —dijo, aunque por dentro la carcomía el enojo.—Estoy seguro de que así será señorita, puede contar con nosotros en todo momento y cuando lo necesite —aseguró el más joven. El jefe de Marketing, según pudo recordar Emma
Emma cerró los ojos y no pudo detener aquel beso. No podía frenar el deseo que sintió al probar los labios de Ryan.El gemido masculino que él dejó escapar quedó atrapado en la boca de Emma. La muchacha apretó los ojos y un sentimiento de reconocimiento se adueñó de ella.El recuerdo de aquella noche la golpeó con la fuerza de un rayo y le cortó la respiración.«Emma gimió al sentir la lengua del hombre invadir su cavidad bucal y la mano masculina aferrarse a su cintura y pegándola sin descaro a su cuerpo.Sus lenguas se enredaron en una lucha de supremacía, Emma sintió que su cuerpo ardía ante la fuerza y posesividad con la que era besada.Jamás en su vida había sentido que un solo beso tenía el poder de humedecer sus bragas como lo hacía este hombre, o ¿Era el alcohol en su sistema? Realmente a ella no le importaron las razones, quería más de esa sensación abrumadora que la consumía con la fuerza de un volcán.»Emma abrió los ojos abruptamente ante aquel fragmento que estaba rompien
—Emma…La muchacha tembló al escuchar la voz de Ryan y se sintió expuesta.—Vete, Ryan, no tienes que ver esto —le pidió. Sin embargo, él hizo caso omiso a su petición y apartó el cabello de la chica de su rostro.Ryan trató de no mirar el cuerpo de la joven que estaba en ropa interior y una vez se aseguró de que el pelo no la estorbaba, abrió la puerta que daba al cuarto de Emma y cogió una bata para cubrir su cuerpo.—Quiero pensar que esto no lo hiciste a propósito, Michael —musitó.Compartir baño no era algo que le molestaba, pero joder. Eran un hombre y una mujer. Michael debió asegurarse de que la casa por lo menos tuviese dos baños privados. Dejó de reflexionar sobre el tema y volvió al cuarto de baño.Emma tenía la mirada clavada en el espejo y sus labios temblaban en un puchero que a Ryan le pareció lindo.—¿Estás bien? —le preguntó él.—Eso creo, me he saltado el almuerzo —era una excusa, lo sabía, sin embargo, Emma no quería pensar en nada más.—Ven, vamos a cenar —le pidió
Emma miró la puerta por donde Ryan se había marchado y se preguntó lo que estaba mal con él.Ella no había dicho ninguna mentira, Steven no tenía ningún interés sentimental en ella; el muchacho se mostraba respetuoso y dedicado a su trabajo. El problema llegaba cuando Ryan aparecía en escena, y…La carcajada que salió de los labios de Emma llamó la atención de la gente que caminaba por los pasillos y al oído de cierto macho alfa que estaba ladrando órdenes a diestra y siniestras.—Señor Black, ¿le sucede algo? —preguntó Diana acercándose a él.—Nada que sea de su incumbencia, póngase a trabajar, que los días para la inauguración están contados y lo último que quiero es estar corriendo a última hora, ¡let's go to work! —le gritó a la mujer.Ryan caminó y se encerró en la sala de juntas, las cosas estaban saliéndose de control y no entendía exactamente por qué.Emma tenía razón, él no era su dueño y su matrimonio había sido el resultado de una noche de copas y de dos corazones rotos.Si
Emma miró a Ryan como si lo viera por primera vez e intercambió la mirada del rostro del hombre y la caja en sus manos.—Me iré a dormir, Ryan —dijo mientras intentaba pasar del hombre.Ryan estaba aún enojado por el asunto de Steven y la demora de Emma, pero esto era realmente importante, él no iba a morir por culpa de la maldita incertidumbre.—No lo harás hasta que no orines sobre esta jodida prueba.—¡Eres un grosero, Ryan!—Tienes de dos sopas, bonita. O lo haces por voluntad propia o te llevaré arrastras a una clínica privada —gruñó el hombre apretándole el brazo.Emma lo miró con cara de pocos amigos y le arrebató la caja.—Vas a pagarme esto —le amenazó antes de subir a su habitación para hacerse la mentada prueba.Ryan caminó a paso lento por la escalera, entró a la habitación de Emma y se sentó a esperar a que la muchacha saliera del baño.Emma miró la pequeña pieza en sus manos, ella no quería saber. Ella no estaba preparada para hacer esto en ese momento y de alguna manera
Los siguientes dos días, Emma controló a Diana de cerca. Tenía un sexto sentido que le decía que esa mujer se traía algo entre manos y el tercer día lo comprobó al llamar al servicio de Catering que habían elegido para cubrir el evento y la asistente no había llamado y la empresa se había comprometido con otro evento y no tendrían personal disponible para ellos en la fecha acordada.—Ven a mi oficina —le ordenóDiana se tomó todo el tiempo del mundo y Emma no la presionó, esperó paciente a que llegara de cualquier manera, había solicitado a la gerencia del servicio de catering que le hicieran llegar la información de no confirmación del evento.—Lamento la demora, me entretuve con el señor Black —dijo la mujer entrando sin llamar a la puerta.—Te recuerdo, Diana, que trabajas para mí, no para el señor Black y segundo: no te he dado la confianza para venir y entrar a la oficina sin llamar a la puerta, recuerda que tú como el resto son colaboradores y hay jerarquías que no debes intenta
Ryan llamó al 911, la ambulancia no demoró mucho tiempo en llegar y Emma fue trasladada al Jackson Memorial Hospital.Emma fue ingresada a la emergencia, Ryan sentía que el corazón le iba a salir del pecho y no podía dejar de pensar que todo esto era su culpa.Había provocado la discusión con Emma ese día, quizá debió preguntar y no acusarla de haberle mentido.—Señor Black, ¿algo que debamos tener en cuenta con la paciente?—Está embarazada, por favor, que nada les pase —pidió cuando el enfermero le pidió rellenar los datos de Emma.—¿Usted es?—Su marido—dijo—. Soy su esposo —repitió.Ryan se sintió extraño al pronunciar aquellas palabras, era la primera vez que las decía a alguien más. No obstante, era la verdad. Emma era su esposa y él no había hecho nada para cuidarla, la había presionado tanto hasta llegar a este punto.Ryan entregó los documentos mientras esperó de manera impaciente en la sala, estuvo tentado en llamar a Michael y Natasha, pero no sabía que iba a decirles. Por
Emma miró su reflejo en el espejo, se veía muy bien según su opinión. Pero… ¿Le gustaría a Ryan?Sonrió al pensar en el hombre. Ryan se había estado portando muy bien desde su punto de vista, cuidaba su dieta mucho mejor de lo que ella lo hacía. E incluso velaba sus sueños y la había atrapado en la cocina la noche anterior cuando intentaba beber un sorbo de café, pero para su desgracia se había quedado con las ganas, porque él le había arrebatado la taza de sus manos como si fuera veneno.—¿Estás loca? —. Le había gritado él.—Solo quiero un sorbo de café, no tengo la culpa de mi adicción, tú me ensañaste a beberlo fuerte y sin azúcar —le había discutido ella intentando ponerle las manos encima a la taza.—Exactamente, yo te enseñé a beber y yo voy a impedir que vuelvas a hacerlo. Me prometiste cuidarte, Emma y no lo estás haciendo. ¿Quieres volver a Nueva York? —le preguntó. Ella automáticamente había dejado de luchar por recuperar su taza de café.—No, no quiero volver a Nueva York