Si la tocas, te haré lo mismo

Mike soltó a Adriana y de inmediato ella comenzó a toser. Él limpió su mano contra su pantalón y luego la miró fijamente.

—Toda esta mierda que te estás inventando para mí no tiene validez, mis alcances ahora son más altos de lo que imaginas.

Él tomó aquel sobre y lo rompió lanzándolo al suelo.

—Tú aquí no me pones condiciones, que no se te olvide quien eres… puede que te haya aborrecido en el pasado por lo simple que eras, pero ahora las cosas pueden ser diferentes y si yo quiero que seas mía te aseguro que lo vas a ser. Soy tu dueño y no caigo en tus malditos juegos. Esto es una advertencia Adriana, sigues siendo débil ante mí, no vas a poder conmigo, pero te lo puedo poner más fácil… no olvides que fuiste y seguirá siendo mi mujer.

Él salió de allí completamente molesto, Adriana se dejó caer sobre una silla con sus ojos completamente cristalinos, en algo tenía razón él y es que seguía siendo más fuerte físicamente, él podría aplastarla tan fácil que eso definitivamente le asust
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