CAPÍTULO 56 Igor Smith Justo cuando pensaba que la situación no podía empeorar, ¡lo hizo! Elisa se levantó de donde estaba intentando secarse las lágrimas que le corrían por la cara, entonces la vi coger su bolso y cuando vi que se iba la detuve. - Elisa, ¿adónde vas? Quédate conmigo. - le dije cogiéndola del brazo. - No creo que pueda hacer nada aquí. Las cartas ya están sobre la mesa, Igor... ¡y yo soy la única que queda! Lo siento por los dos, ¡pero esto ya no tiene sentido! - dijo, y se marchó a paso rápido, cojeando mucho, entonces la vi entrar en el ascensor, y corrí, consiguiendo sujetar la puerta, y me metí con ella. - Elisa, ¡no hagas eso! Ahora que vamos a empezar algo de verdad, ¡no quiero que te vayas! - Le puse la mano en el hombro intentando conseguir su mirada que ya ni siquiera quería mirarme. - Sabes, Igor... Yo no empecé a hacer ballet por diversión... Siempre me obligó a hacerlo mi madre, y eso no le bastaba, ¡nunca! Siempre
CAPÍTULO 57 Luana Davis (días después) Han pasado algunos días y he estado quedándome mucho en casa, el único momento en que me siento mejor es cuando voy al orfanato, y las palabras de Louis siempre me reconfortan, últimamente estamos muy unidos, ya que es el único amigo de verdad que tengo, además de Edineide y la señora Olga, que cada vez me tratan mejor. Me he estado mareando mucho y no sé qué me ha estado pasando, he estado comiendo mejor como me dijo el médico, pero todavía hay días que me desmayo. Le pregunté al médico y me dijo que puede ser un síntoma normal del embarazo, sí, y también puede ser algo psicológico, ya que estoy pasando por momentos difíciles. Hoy ha sido otro de esos días en los que me he despertado con gente a mi alrededor intentando hacerme oler el alcohol. - ¿Mejor, mi nieta? Intenta incorporarte, despacio... - Oí la dulce voz de la señora Olga. - Señora... ¡Creo que el jefe tiene que saber esto! Pregunt
CAPÍTULO 58 Igor Smith Sujeté aquel cuaderno, y vi que estaba todo decorado a mano con sumo cuidado, utilizó tela de colores para forrarlo, y pegó discretas y delicadas piedrecitas transparentes, era de color verde claro con detalles en un tono más oscuro. Como vi que dormía profundamente, le quité con cuidado las zapatillas, y levanté sus piernas sobre la cama, luego busqué una manta y la cubrí delicadamente. Me senté en el sillón de lactancia que habíamos comprado, y durante un rato me limité a observarla, pero entonces me acordé del cuaderno decorado, y no pude contener mi curiosidad, así que empecé a leer... ¡El diario del bebé! Mi pequeño recuerdo... "Bebé, hoy te llevé al hospital para tu primera cita de control. El médico dijo que tu padre estaba ocupado. En realidad, se preocupa mucho por ti, y estaba trabajando para asegurar tu sustento, ¡pero seguro que estaba feliz contigo en la barriguita de mamá!". "Cariño, he vist
CAPÍTULO 59 Igor Smith Después de esa conversación, tomé una decisión... si voy a cuidar de Luana, no puedo seguir con Elisa, ¡eso seguro! Sé que ya he perdido cualquier espacio como hombre en la vida de Luana, pero sigo siendo el padre del bebé, y mientras crezca, me responsabilizaré y cuidaré de los dos, algo que ya debería haber hecho. Volví al piso, y vi que Elisa acababa de llegar, pues ahora se estaba quitando los zapatos, y ella no los lleva dentro de casa. Miré el reloj y ya eran más de las veintitrés, esto no era normal, y nadie buscaba trabajo a estas horas. - Hola... - Hola, Igor... - ¿Acabas de llegar? - pregunté. - Sí... Acabo de pasar por el centro comercial, ¡he utilizado tu tarjeta que estaba sobre la mesa! - dijo. - Um... Necesito hablar contigo... - Vino a abrazarme, pero no le dejé. - ¡No puedo seguir contigo! He pensado mucho, y... ¡He sido un irresponsable, Elisa! ¡Luana me necesita, y mi hijo también! ¡Vuel
CAPÍTULO 60 Igor Smith Me quedé un rato mirando el papel que el abogado había puesto sobre la mesa. - ¿Podemos romper este documento, señor Smith? - preguntó, refiriéndose al antiguo acuerdo, ya firmado por ambos. - Sí -dije, y él lo rompió en pequeños trozos de papel, aliviándome. - ¿Así que ha recapacitado? ¿Ya no quieres divorciarte? - preguntó, y me di cuenta de que en realidad no, lo último que querría es el divorcio, pero... ¡No puedo volver a ser egoísta! - He perdido mi oportunidad, doctor. Ella ahora tiene otros planes, y por lo que he visto está esperando este divorcio, ¡y no voy a volver a cometer el mismo error! La dejaré libre con un pájaro, y si alguna vez ese pájaro vuelve a mí, ¡es porque siempre fue mío! - dije, tragándome las lágrimas, tratando de ser fuerte. - ¿Estás segura? Si sigue atada a ti de alguna manera, será más fácil recuperarla, ¿no crees? - preguntó. - ¿Ha oído hablar alguna vez del destino, doctora Davids
CAPÍTULO 61 Igor Smith No tardé mucho en volver al coche con muchas bolsas, compré cosas para Luana y para nuestro bebé. Cuando volví al despacho del abogado el documento ya estaba listo, cogí el original y me fui directamente a casa de Luana. Nada más llegar, me di cuenta de que no estaba. Me desanimé un poco porque quería hablar con ella personalmente sobre esto, explicarle que todas estas cosas son su derecho, y estar seguro de que en un futuro muy próximo no tendrá ningún problema con el dinero, y mucho menos con el nuestro. Pero, al parecer, eso no sería posible. - Edineide, ¿dónde está Luana? - le pregunté. - No me dice cuáles son "todos" los sitios a los que va... ¡pero últimamente le encanta salir con el chico guapo del pelo alborotado! - ¡Esta Edineide no deja de aterrorizarme! - ¡Jesús, Edineide! ¡Pensé que habíamos hecho una tregua! Tengo buenas intenciones... - El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones... - ref
CAPÍTULO 62 Igor Smith Salí de mi piso a toda prisa, y ni siquiera cogí todo lo que iba a coger, sólo me centré en coger el móvil, unos documentos y la llave del coche. Preferí bajar por las escaleras porque el ascensor estaba ocupado, y al llegar al último escalón se me cayó la llave, y acabó ahí abajo, en la alcantarilla. Intenté por todos los medios recogerla pero ya iba tarde, así que acabé llamando al seguro para que me lo solucionara mientras salía en un coche de la app. Me llevó un chico muy majo, pero cuando estábamos llegando se me cayó un documento importante debajo del asiento, y le pedí que parara. - ¡Es rápido! ¡Ya lo cojo yo! - le dije, y a él no le importó, así que cuando lo recogí, me dijo. - ¡Vaya! Es verdad que la calle es un poco lenta, pero esa pareja está en la flor de la vida, ¿no? ¡Un incendio absurdo! - Miré hacia allí y aquella mujer casi tragándose al hombre del volante, con el culo casi apretando el claxon, se parecía much
CAPÍTULO 63 Luana Davis - ¿No te bajas? ¡Este es el final del autobús! - dijo el revisor. - ¿Puedo volver con usted? - le pregunté. - ¡Estamos a punto de recoger, señorita! Es la quinta vez que hace el mismo recorrido, ¿se encuentra bien? ¿Tiene que ir a algún sitio, por casualidad? - Preguntó ella. - ¿Yo? No lo sé... ¡pero entonces me bajo! No te molestaré en el trabajo. - Me enderecé para bajarme, ya me dolía la espalda, de lo mal que estaba en el banco, ¡pero no quería ver a nadie! - ¡Buena suerte, señorita! - dijo, y yo asentí desanimada y bajé. Prácticamente no había comido nada en todo el día, sólo por la mañana el café que me sirvió Edineide. En el restaurante ni siquiera pude comer, y ya era el tercer autobús en el que me cambiaba. Así que cuando me bajé, localicé un merendero y fui a comer algo. Me di cuenta de que estaba en un barrio cercano a mi antigua casa, así que después de comer pedí una solicitud de coche y me dirigí al