La puerta principal se abre y veo entrar a Abby en una silla de ruedas con cara de cabreo.

—¿Qué sucede? —inquiero cuando la veo así.

—No quiere la silla de ruedas, pero no puede caminar erguida—responde Damián.

—Eres un dramático—bufa Abby.

Oculto la sonrisa que quiere salir. Miro a Damián y le regalo una sonrisa.

En que estabas pensando Cara.

Mejor dicho, no pensabas.

Está claro que amo a Damián.

—Ya la habitación esta lista—digo.

—Gracias—responde Damián en tono sincero.

—No me agradezcas a mí—niego—Celeste hizo todo el trabajo.

—¿Quieres ir la cama? —inquiere Damián.

—¡No! Prefiero ir al sofá, para variar.

—Mejor, ¿Por qué no vas a la sala de televisión? Ahí puedes entretenerte un rato.

—Sí. Creo que veré unos capítulos de The Walking Dead.

—¡Jesús! ¿De verdad vez esa atrocidad? —Damián parece indignado y ella abre la boca ofendida.

—Me gustan, ¿Está bien? Sabes que, cada que me siento a ver una serie o película me recomiendan tu película.

—Imagino que no la has