—Bueno. Esta prueba dice que estas embarazada—Comenta la doctora Cabano con la prueba que me había hecho anoche en el baño.Lissa salto como loca mientras yo no sabía que pensar.—Vamos hacer una ecografía trasvaginal y veremos si estamos en lo correcto—me dice.Asiento como tonta porque estoy muy nerviosa. Me costó mucho no decirle a Massimo lo que había hecho, pero no quería darle falsas esperanzas.Esta mañana casi salí corriendo de la casa y me vine al consultorio de la doctora con la esperanza de que me recibiera.Me quito el vestido de cachemira negro y me pongo la bata.—¿Aurora? — la doctora me llama desde el otro lado de la cortina.—Ya salgo—logro decir. Salgo de detrás de la cortina.Mientras estoy acostada esperando a que la doctora haga la revisión cierro los ojos y solo puedo rogar que esto no sea un sueño, siento la intromisión de la doctora en mi cuerpo y trato de relajarme.—Bien Aurora. La ecografía coincide con la prueba— la escucho decir.Abro los ojos y la miro so
—¡Vamos a tener un bebé! —anuncia con alegría Massimo a todos cuando llegamos a la casa de Lissa. Todos se sorprenden y se alegran. Chiara me envuelve en un apretado abrazo mientras llora —¡Oh Dios! —me dice— Un bebé, pero ¿Cómo? —Uh mamá. No creo que quieras saber cómo— bromea Massimo a mi lado— Bueno. Si sabes, mírame aquí— dice. Me alejo riendo. Esta se acerca a su hijo y le hala la oreja como un niño haciéndolo bajar unos centímetros— Lo siento— dice entre risas —Muy gracioso— dice un segundo después lo suelta y lo envuelve en un abrazo —Estoy muy feliz por ustedes —Gracias mamá— dice este mientras la abraza —Gracias niña linda— me dice Orazio que también me abraza—Sabes que secuestrare y mimare a mi nieto o nieta ¿verdad? —Espero que sea así —le digo antes de que se acerque a su Massimo —Estoy muy feliz por ustedes —llega hasta nosotros Conte con Ilyana en brazos— La tía tendrá un bebé como mami —dice a Ilyana que frunce el ceño —Pero mi Ilyana seguirá siendo especial p
— No tienes que ir a la tienda — me dice por tercera vez Massimo mientras recojo mis cosas para salir de casa.— Es solo medio día cariño — digo mientras tomo una gabardina y la sobrilla para cubrirme de la lluvia que está cayendo. Estamos a principios de enero y el clima aun es frio.— Solo medio día Aurora— me dice serio— Chao cielo — digo abriendo la puerta del departamento y le lazo un beso antes de salir.Bajo hasta el estacionamiento y subo a mi coche. Salgo del complejo departamental y me incorporo al tráfico.Massimo esta paranoico, desde que supo que estaba embarcada cree que soy de cristal y vive en constante preocupación. Las navidades fueron muy buenas, y la abuela pego un salto de alegría cuando le dije que estaba esperando un bebé. Chiara y Orazio nos visitaban más a menudo y Petra me hacía comidas saludables pero deliciosas con las que me atiborraba.Cuando le di la noticia a Caleb de mi estado me felicito y me dio una serie de ejercicios propios para mí, Massimo puso
— ¿Quién es ella? — digo alejándome cuando Massimo se inclina en busca de un beso dejo lo que llevo en el escritorio y me cruzo de brazos esperando respuesta— Isadora vino a hablar conmigo—arqueo mis cejas—Quería información sobre alguien— Y por eso estaba muy pegada a ti— digo y lo veo fruncir el ceño— Vamos amore ¿no estarás celosa de ella? — dice— Ahora que recuerdo, ya te había visto con ella antes—le digo y se mueve nervioso — Es la mujer que estaba contigo la noche de recaudación de tu padre— me mira sorprendido—Esa mujer no podía sacarte las manos de encima y tú no te oponías mucho que digamos— La misma noche en la cual no dejabas de coquetear con Macerano—me recuerda y hago una mueca al recordar al desgraciado que me drogo y casi me manda al otro mundo— Macerano está muerto. En cambio, esa mujer estaba encima de ti de nuevo— replico— No veas fantasmas donde no los hay Aurora—me fulmina con la mirada — Solo vino a incordiar y por lo que veo, lo logro— pasa por mi lado
Si creía que Massimo se calmaría después de estar en casa me equivoque muchísimo. No solo se comporta frio, sino que me habla lo justos y me está volviendo loca. Aunque no me guste, debo dar gracias a Alonso por ayudarme, eso tampoco le sentó bien a mi marido.Cuando le pregunte como se había enterado me dijo que Alonso lo había llamada desde mi móvil cuando me ingresaron, el espero a Massimo antes de entregarles mis pertenencias y salir de allí sin decir nada. Ahora le debo una a Alonso y no sé cómo sentirme al respecto.Miro la hora en la mesa de noche y resoplo al ver que dan las tres de la mañana y Massimo no ha llegado del casino.En las últimas tres semanas Massimo ha trabajado mucho y está poco en casa, es como si me huyera y no es una sensación linda. De hecho, ya hemos discutido por eso. Bueno, no lo llamaría discutir, yo me quejo y maldigo mientras el solo me observa y sale de la habitación. Evita cualquier confrontación y me recuerda a cuando estuve herida y Massimo tenía m
Lo realmente jodido no era que hace días me habían exiliado de mi habitación. No, lo peor vino después, Aurora no me dirigía la palabra, ni siquiera me miraba y eso me estaba volviendo loco.La siguiente noche que llegué del casino encontré en la cama algunas de mis cosas incluyendo mis productos de baño.Todas las noches se encerraba en la habitación y no decía nada, me estaba matando, pero era realista, era lo minino que me merecía por no saber manejar la situación con mi esposa y alejarme por completo, de hecho, no me queje del asunto del exilio y ceo que eso la hirió más que nada. Me hacía parecer que no me interesaba y no era así.—Te ves como la mierda—me dice Conte mientras entra en la oficina. No solo me veo, sino que me siento pienso— ¿Qué haces todavía aquí? —pregunta y lo miro sin ánimos de aguantar sus bromas—Trabajo ¿no lo ves? —levanto unos papeles. Este frunce el ceño—Pensé que saldrías—Frunce el ceño—Lissa me comento que hoy era la cita de Aurora con la ginecóloga y
—Bien ¿Vas decirme en realidad como va todo? —miro a Lissa sentada frente a mí. Habíamos quedado para almorzar solas y aprovechar que Conte se quedaría en casa con Ilyana.—Mal—digo jugando con los vegetales salteados que acompañan mi pechuga de pavo—Todo el tiempo me devano los sesos pensando en que momento mi esposo se volvió un idiota—ella solo me escucha en silencio— Hace unos días fue mi revisión y sentí que fue por obligación— le cuento.—Aurora— dice esta.—Es verdad—digo—Desde que tuve la amenaza de aborto todo se fue a la mierda y no reconozco al hombre con el que me case.—¿han hablado desde el día en la consulta? —niego.—No. Sigo en casa, pero estamos igual —le cuento— Bueno, él intenta estar Más en casa y trata de que hablemos, pero yo prácticamente huyo como puedo.—¿De que tienes miedo? —su tono es suave como si supiera que estoy a punto de derrumbarme, cosa que no está lejos de la realidad.—Tengo miedo que quiera separarse de mi —le digo —Por eso cuando quiere entabla
Después de un día de trabajo me voy a casa y por la hora sé que Petra ya se fue a su casa. La tristeza me aplasta. El solo pensar en llegar y encontrar un silencio aterrador hace mella en mí.Cuando llego a casa me voy a la ducha, después de revisar el horno y ver que dejo Petra para cenar me encamino hasta la terraza a descansar un raro, preparo una taza de té y salgo a. Llevo unos pantalones de yoga y un top que me cubre lo justo y encima un suéter grueso. Mi cabello esta suelto dejando que se seque por sí solo. Me siento en uno de los amplios sofás que tenemos allí y bebo de mi té.La soledad del departamento hace que la falta de Massimo me afecte más. A estas alturas solo siento que Massimo no quiere estar conmigo o se cansó de mis constantes recriminaciones. Dejo la taza de té en la mesa de enfrente y me llevo las manos al vientre que aún no muestra signo evidente de mi estado, pero yo sé que los cambios están allí.Mis pechos están más grandes, mis caderas un poco más anchas, la