Narra Aslan. Ashley no me miraba a los ojos, y las palabras que salían de su boca manifestaban lo contrario a lo que me transmitía su mirada y cuando al fin se forzó a sí misma a verme a la cara no me sostuvo la mirada por más de dos segundos; era como si le molestara también que la estuviera obser
—¿No me preguntará que hice? — cuestioné aún incrédulo. —Lo sé Aslan, no debes darme explicaciones y aunque no tengo todos los detalles, sé que no harías algo así calculado, porque el muchacho que crie no es capaz de lastimar. —Pero igual la perdí— aseguré con voz rota, justo como estoy. —No lo h
Narrador.Nayeli era otra que también estaba sumergida en sus penas, puesto que la última conversación que sostuvo con Oliver le pareció que fue una despedida y aunque se dijo a sí misma que no pasaba nada; que ya había conseguido lo que quería, una inquietante sensación le hacía doler el pecho y la
Narrador. Como un leve soplido de viento frío por la mente de Nayeli pasó el recuerdo de unas palabras que le había dicho su madre y ahora calaban en su mente al estar en pleno silencio en espera de una respuesta. Recuerdo corto: —Sigue pensando así y te quedarás sola Nayeli. —No es que quiera s
Continuación: 40 minutos después: —No me atrevo a cocinar para ti, eres un dios en el arte culinario, moriría de vergüenza si pruebas mi comida salada o quemada— aseguró Nayeli mostrándose impresionada después de haber comido todo lo que Oliver preparó. —Tenía tiempo que no cocinaba para alguien
Narra Aslan. Me sentí aterrado y el miedo se instaló en mi pecho al suponer que ahora como Ashley me teme puede que distorsione mi intención al creer que he venido a lastimarla. Me quedé mirándola a la espera de su grito y noté algo en su mirada, estaba desenfocada, no me veía como pensé, sus pup
Narra Aslan. —Lucharé por su amor, no descansaré hasta que sanemos ambos y me vea como en realidad soy, más que el hijo que ahora nos une, está Zaira; usted, y todo lo que quiero a su lado. Ella volvió a llorar. —¿Hijo?, ¡seré abuela! ¿Qué tan enojada está mi hija que no me ha dicho nada? — esta
—Buenos días, mamá— dijo sonriente. — Me había olvidado de lo bien que se siente despertar sintiendo tus mimos — ronroneó como un gatito, dejando su cómoda almohada para acomodarse en el regazo de su madre, quien siguió, acariciándola y sonriendo. —Debí prestarte más atención, y pasar más tiempo