Clive ya había pensado en ese rollo, así que cuando su hermana mencionó que el marido de Serenity se apellidaba York, no se le cruzó por la cabeza Zachary.

La familia York, aunque con raíces bien plantadas, si rascabas unas cuantas generaciones atrás, también venían de un ranchito. Se decía que en el pueblito de sus ancestros, todo el mundo se apellidaba York.

Si el tatarabuelo de Zachary, después de hacerse de lana, logró que todo el pueblito prosperara junto a él, eso ya Clive no lo sabía.

Pero lo que sí sabía era que en la matriz de la Corporación York, y en sus filiales, había un chorro de empleados apellidados York. La mayoría de ellos no tenía ni madres que ver con la actual familia York más rica, simplemente compartían el apellido.

—Así que, te traje aquí para que sepas que, más tarde, deberías buscar la oportunidad de preguntarle a Serenity a escondidas cómo se llama su esposo. No dejes que mamá y Elisa se enteren, tú también sabes que Elisa aún no ha logrado olvidar completame