“No dejes que la señorita sepa lo de hoy”.

Zachary le dijo a la gente a su alrededor.

Los guardaespaldas hicieron caso a sus instrucciones.

El Señor Zachary estaba casado. Aun así, la Señorita Stone le profesó abiertamente su amor por él. La señorita nunca debería enterarse de ello.

El descarado truco de Elisa no pasó desapercibido entre aquellos en la Corporación York. Los empleados le robaron unas cuantas miradas a su esposo mientras Zachary entraba al edificio.

Con el rostro serio y con los labios fruncidos como siempre, Zachary dio pasos largos mientras estaba rodeado por sus guardaespaldas. Simplemente había un aire majestuoso en él. Tal hombre era un galán para la mayoría de las mujeres jóvenes.

Muchas jóvenes empleadas en la empresa se quedarían boquiabiertas después de ver al joven director ejecutivo. Sin embargo, nadie tuvo las agallas de confesar sus sentimientos hacia Zachary, y mucho menos perseguirlo.

La forma en que la gente ordinaria lo veía era que los York esta