—No digo que Kevin sea fatal, es sólo que ese hombre, no sé por qué, cuanto más lo miro, menos me gusta.

Luna nunca se había puesto ropa de mujer delante de Eneko ni de sus padres, pero lo hizo por Kevin y le dijo a todo el mundo que era mujer.

Eneko estaba un poco incómodo y celoso, y aunque sí quería que su hermana encontrara el amor verdadero, no quería que llegara demasiado pronto el día en que su hermana se casara de verdad.

—¿Puedes preguntarle a Kevin si puede establecerse en Ciudad Río? No quiero que te vayas tan lejos. Si Kevin no quiere, entonces lo echarás.

—Eres tan buena, hay tantos hombres mejores para que elijas.

—Hermana, ¿por qué no paras de parpadear? ¿Tus ojos están incómodos?

Al ver que su hermana no dejaba de pestañear, Eneko preguntó preocupada.

Luna fulminó a su hermano.

Eneko solía ser muy listo, pero hoy estaba tan torpe.

Luna se levantó, se acercó a Eneko y le dio una palmada en el brazo, luego le cogió el café que le tendía Kevin y le dijo: «Kevin, no le haga