Los anfitriones también se quedaron boquiabiertos, pero reaccionaron enseguida y les saludaron con una expresión inmutable.

Aunque Kevin y Lucas eran una pareja homosexual, sus familias no se opusieran y no se interpusieran, ¿qué podían hacer ellos, los extraños, si no les gustaba lo que veían?

No importaría que Kevin y Lucas se hicieran pasar por una mujer, esa era su libertad.

—Kevin, Lucas, bienvenidos.

Gabriel Paredes era el anfitrión de este banquete, tenía más de ochenta años, pero aún era fuerte, se mantenía activo en el mundo de los negocios de Ciudad Río y gozaba de mucho prestigio, de lo contrario Luna no habría asistido al banquete organizado por la familia Paredes.

—Gabriel, mucho gusto. —saludaron cortésmente a Gabriel.

—Vamos adentro a charlar.

Gabriel invitó a los dos a entrar, sin hacer ningún comentario sobre el aspecto de Luna vestida de mujer.

Sus familias, por otro lado, no estaban tan tranquilas como él, lanzando miradas de medición a Luna de vez en cuando.

Lucas t