Quiana asintió.

Sentía que el auto era demasiado nuevo, como si lo hubiera comprado recientemente.

Pero Alejandro dijo que era el auto que estaba en su garaje, así que no hizo más preguntas.

Creía que era porque Alejandro rara vez usaba un auto tan barato, por lo que su auto parecía nuevo.

No creía que Alejandro hubiera comprado un auto nuevo solo para llevar regalos a ella y a los niños.

Alejandro llevó a Quiana y a los alumnos al salón que había reservado con anticipación. Después de que todos se sentaron, indicó al camarero que le entregara a Quiana el menú para ordenar.

Quiana dijo: —Alejandro, ni los niños ni yo somos quisquillosos con la comida. Deberías estar más familiarizado con cuáles de los platos aquí son deliciosos, así que deberías pedirlos.

—¿No sueles comer en hoteles?

—Sí, pero normalmente comemos en el bufé. Creo que hay más opciones allí. Podemos comer lo que queramos. A los niños también les gusta. Les dije que tomaran lo que pudieran comer y no debieran desperdicia