El otro guardaespaldas se tomó hoy el día libre y sólo había una persona siguiendo a Duncan. A Liberty le preocupaba que el guardaespaldas no pudiera soportar el peso de Duncan.

El guardaespaldas no se negó.

Los dos ayudaron a Duncan a subir al coche. Cuando Duncan estuvo sentado, Liberty, muy atenta, le ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad mientras el guardaespaldas colocaba la silla de ruedas en el maletero.

Duncan miró a Liberty, cuando Liberty le ayudó a abrocharse el cinturón de seguridad, los dos estaban tan cerca que él casi no podía controlar sus manos y quería abrazarla. Pero al final controló sus impulsos.

Ahora que Liberty le trataba cada vez más como de la familia, temía que si actuaba siguiendo sus impulsos, perdería todos sus esfuerzos anteriores.

—Duncan, en realidad no hace falta que me acompañéis. El camino no está tan lejos.

Duncan la miró con ojos llenos de cariño y dijo: —No me siento seguro sin veros a ti y a Sonny entrar en casa.

Por no hablar de que el cam