«¿Qué haces en Mansión Díaz?»

Pensando que a sus padres les agradaba mucho Kevin, Luna ya no podía quedarse en la cama. Si las dulces palabras de Kevin hacían felices a sus padres, admitirían que ella era una mujer.

Luna sabía que sus padres ahora estaban preocupados por su matrimonio.

Ella llevaba más de 20 años disfrazándose de hombre y desde hacía mucho tiempo estaba acostumbrada a vivir como un hombre.

Le resultó imposible conseguir una esposa.

Porque ella era una mujer.

Si se casaba con una esposa, no podría darle una verdadera vida matrimonial.

Pero que se casara con un hombre, ella no quería. No estaba acostumbrada a ser mujer, nunca había usado falda en su vida.

Y no había conocido a ningún hombre que pudiera hacer latir su corazón y hacerla quitarse el disfraz.

Sus padres también penaban que ella era demasiado buena y había pocos hombres dignos de ella.

Aunque estaban preocupados por su matrimonio, no la apresuró.

Si Kevin no apareciera, Luna no se preocuparía en absoluto, pod