Eran las once de la noche cuando Serenity cerró la tienda. Se fue a casa en su bicicleta eléctrica.

"Conduce con cuidado, Serenity". La dueña de la tienda de al lado le dijo amablemente.

Serenity le respondió con una sonrisa: "Lo haré".

Observando la espalda de Serenity, la dueña de la tienda murmuró: "Qué chica tan independiente, pero con un pasado tan triste. Menos mal que se enfrentó a sus parientes y se negó a aceptar sus absurdas exigencias”.

"Solo mírala. Serenity se eleva por encima de todo lo malo. Cosas buenas vienen para ella y está destinada al éxito. Las cosas siempre son difíciles antes de llegar al oro. Los que se metan con ella lo lamentarán".

La dueña de la tienda le dirigió la mirada a su marido y frunció los labios. "Siempre te gusta hablar de tonterías místicas. ¿Por qué no montas un negocio de adivinación o algo así? ¿Por qué no me lees la palma? ¿Cuándo me volveré rica?”.

"Apúrate y trae las cosas adentro para que podamos cerrar por hoy. Deberíamos asearn