Capítulo 1145
Isabela había pedido una vez a una dependienta que le midiera el paso porque no podía ver y tenía un paso pequeño, necesitaba andar cuatro pasos para un metro. Más de trescientos metros, sin distancia exacta, requerirían un mínimo de mil doscientos pasos.

Isabela contó en silencio sus pasos en su mente y caminó muy despacio.

A la señora Nuñez no le importaba si caminaba rápido o despacio.

Después de subir la ventanilla del coche, llamó a su marido. Cuando su marido contestó al teléfono, le dijo.—Cariño, he enviado a Isabela a ver a Serenity.

Al oír esto, el señor Nuñez dijo.—Tienes que hablar con Isabela amablemente para que esté dispuesta a interceder por Dalia.

—¿Cómo se atreve a no hacer lo que le digo?

El señor Nuñez se atragantó, incapaz de decir algo más.

—Busque más relaciones y a ver si puedes sacar primero a Dalia. La han mimado desde pequeña, ¿cómo va a aguantar el entorno dentro de la comisaría? Pensar en su sufrimiento hace que mi corazón se retuerza pinchado por un cuchill
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