Capítulo 956
Los ojos de Berta temblaron y la piruleta permaneció en su boca durante largo rato.

—Parece que lo soltaron no hace mucho—Leo continuó—.Dicen que pelea bien, que los gamberros y macarras normales no son rivales para él, y que conduce bien un camión grande, y que nunca ha tenido problemas con las entregas.

—¡Pero este hombre, no presta mucha atención a los demás! Suele ignorar cuando alguien le habla, y poco a poco nadie se preocupa por él.

—De todos modos, ¡todo el mundo dice que este tipo es un tonto o un pervertido! —Leo soltó dos risitas suaves—. Su nombre es, ¡Zantaigo!

Berta se quedó desconcertada: —¿Eh?

—No no no... Es Santiago!

—Santiago...

Berta se encogió de hombros, terminó su piruleta y dejó atrás el nombre.

Aquellos días la escuela estaba bastante tranquila.

Aunque vio a Alita todos los días, siguieron sin llevarse bien.

No era la primera vez que ocurrió esto de la violencia en las escuelas. La mayoría de las veces, las autoridades escolares favorecieron a los alumnos de fa
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