Capítulo 939
A Daniel se le iluminaron los ojos—. ¿De verdad?

Polo soltó un bufido muy desdeñoso al escuchar su cambio de voz.

—Para ser honesto, realmente no quiero ayudarte—Polo le dirigió una mirada—. Estás asumiendo lo que te merece, ¿y quieres que aboguemos por ti?

—Yo no... —Daniel estuvo a punto de discutir, pero pensó, estaba pidiéndole ayuda. Así que se tragó todas sus palabras.

—Lucía, Polo. Luego cambió su cara a una agradable— . Chicos... ¿Cómo van a ayudarme?

—Realmente no sabemos nada de eso —Lucía se encogió de hombros—. Sólo digo que —si— necesitas ayuda, te ayudaremos. Pero en cuanto al plan, ¡eso lo tendrás que establecer tú mismo! Al fin y al cabo, no somos nosotros los que bromearon a Soledad.

Daniel volvió a recostarse en el sofá como un balón desinflado.

¡Debería ser un héroe que había salvado la belleza, por qué le buscó tres pies al gato a sí mismo!

¿No aprendió ya suficientes lecciones en el trabajo?

Solía actuar más sin permiso, y fue regañado por el director.

Daniel se la
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