La mente de Huntley se quedó en blanco, el corazón le latía con fuerza y, para cuando reaccionó, Polo, que estaba frente a él, le sonreía amistosamente.Ese suave abrazo representaba la amistad.Pero para él era un tesoro que atesoraría para siempre.Huntley se quedó helado y luego se rió abiertamente, sus pasos mucho más ligeros, caminando a cierta distancia y luego volviéndose para saludarle enérgicamente hasta que su figura quedó completamente cubierta por la noche.Polo permaneció un rato en el patio.Mientras soplaba la brisa nocturna, respiró hondo y aceleró el paso para entrar en la casa.Se moría de ganas de abrazar a su propia mujer y olerla.Sin embargo, una sombra oscura pasó por los arbustos no muy lejos, y un teleobjetivo se retraía lentamente ......Polo acababa de entrar y, en lugar de encontrar a Lucía, sintió un aroma que salía de la cocina.Sonrió, se acercó a grandes zancadas y abrazó con fuerza a la mujer ocupada por detrás.—¡Ah!— Lucía se abalanzó sobre él y leva
Lucía movió los hombros y el cuello, Santiago engordó mucho, como una albóndiga blanca y gorda, y el bebé pequeño, que acababa de aprender a andar, parecía que no quería caminar mucho, y pedía a mamá para que le diera mimos todos los días.Lucía cargaba en las manos Santigo, que medía como dos sacos de harina, lo que empeoró su hombros congelados.Polo se apresuró a arrastrarla hasta el sofá y la sentó cómodamente, frotándole los hombros y el cuello.Sin embargo, Lucía no trminó de hablar, sino que continuó su comentario anterior:—Por qué no estoy resentida con Huntley ... Porque es muy simpático—.—Serena y Sonia se te acercaron con otras intenciones, sólo Huntley es sincero contigo—Ella lo miró y sonrió juguetonamente:—Cariño, tu mujer sabe distinguir la sinceridad aunque sea estúpida.—¿Ah?— Polo se rió deliberadamente:—¿Cómo lo distigues?.—Huntley lo trata en la forma igual que yo a ti—dijo Lucía sin pensar.El corazón de Polo se agitó cuando la miró con ternura y le tocó la cara.
Susana se estremeció y la miró horrorizada.Ahora debería ser una buena oportunidad...Si seguía siendo testaruda, le resultaría difícil desobedecer en caso de que Hera le inyectara aquel tubo de inyecciones.Cuando llegara el momento, Hera la dominaría con esto, y si no podía controlarla más, ¡le daría una sobredosis y la dejaría morir violentamente!Los dientes superiores e inferiores de Susana castañeteaban, su único pensamiento en ese momento era que ¡no podía morir!—Alteza—Se calmó y se arrodilló humildemente en el suelo, juntando las manos en una reverencia respetuosa.—Estoy a su lado desde que tenía quince años, y asumo mis responsabilidades todos estos años ... Sé que traicionar a Su Alteza es un pecado imperdonable, pero, por favor, ¡deme una oportunidad! Yo ... tengo una razón.—¿Sí?— Hera se mofó:—¿Cuál es tu razón?—Es ... Es la hija de la familia Ramírez—La voz de Susana temblaba—. La señorita dijo que podía curar a mi hermano, pero con la condición de que Lola y yo fuér
No tardó mucho en llegar la hora de que Luna tomara su medicación.Soledad había suplicado expresamente a Ánsar, esperando una medicina exclusiva para ella que hiciera que Luna la tomara obedientemente sin darle miedo.Aunque no quería hacerlo, Ánsar buscó al desarrollador del medicamento para niños...Así que Luna tenía una medicina especial, con forma de luciérnaga, sabor a caramelo y un nombre especial, llamada "Pastillas energéticas de luciérnaga".Soledad tomó el agua y la medicina de la criada y le dijo a Luna con una sonrisa: —¡Es hora de tomar las pastillas energéticas!Luna estaba contenta, pero frunciió el ceño: —¿por qué no me convierto en luciérnaga después de tomar tanto?—¿Te gustaría ser una luciérnaga?"Luna asintió afanosamente.Soledad señaló la almohada y preguntó:—¿Qué le pasa a tu bebé cuando te conviertes en luciérnaga?Luna se sonrojó, acunó apresuradamente la almohada entre sus brazos y guardó silencio.—¡Lo siento, es mi culpa! —Soledad se apresuró a explicar—,
Sin embargo, no podían desobedecer a Su Alteza, y tras dudar un rato, se retiraron una tras otra, y la última cerró la puerta de la sala interior al salir.Soledad se mantuvo sosegada y, cuando estuvo segura de que la puerta estaba despejada, dejó escapar un largo suspiro de alivio.Daniel sonrió y abrió sus largas piernas, a punto de lanzarse a abrazarla cuando...—Espera un momento—la voz de la niña era seria.—¡Si tienes algo que decir, dímelo allí!—¿Hmm?—Daniel se quedó sorprendido, ¿qué le pasó a esta chica?Soledad le echó un vistazo, ¡y resultó que era gracioso cuando se desinflaba!Estaba decidida a seguir burlándose de él.—Soledad, ¿qué quieres hacer? —murmuró Daniel.—¿Soledad? —enarcó una ceja—Señorito Guzman, ¿cómo te atreves a llamarme de esta forma ahora?—... —¡Mierda!¡Daniel dudó profundamente de que la medicina dada a Luna para curar su enfermedad fue robada por esta chica!—¡Pues basta! —dijo Daniel mientras avanzaba—, no me resulta fácil entrar en palacio, y hoy e
Al instante, los ojos de Daniel se abrieron como campanas de bronce.—Tú...Desde niño todos le trataba bien, ¿y era la primera vez que uno le golpeó en la cabeza?¡Impordonable!Pero en cuanto se volvió y vio la cara sonriente de aquella niña, su corazón se derritió al instante como malaviscos bajo el sol.—No esperaba que aunque eres una chica delgada, tienes muchas fuerzas—Daniel enganchó los labios.Soledad levantó la barbilla y le lanzó una mirada de satisfacción.Daniel se acercó, con su rostro bello y un atisbo de maldad.Tenía acorralada a Soledad.De nuevo, como la última vez, apoyó una mano en la pared y se inclinó ligeramente, con sus profundos ojos clavados en la figura juguetona de ella.La carita de Soledad se calentó, y el gran santuario interior estaba tan silencioso que lo único que oía eran los inquietos latidos de su corazón.—Tú... ¿Qué haces? —recordó su nobleza—, ¡cómo te atreves a ser grosero delante de mí!Ella no se daba cuenta de que ya era solo una gatita fer
Se cruzó de brazos y fulminó con la mirada a Daniel, luego corrió rápidamente hacia Soledad, intentando desesperadamente separar a los dos a cierta distancia con su delgado cuerpo.Daniel no se atrevió a hacer ningún movimiento delante de ella y retrocedió obedientemente, a punto de llevarse las manos a la cabeza.—¡Chico malo! —se enojó Luna—, ¡el mismo malo de la última vez, haces daños a mi bebé!Daniel no pudo comprobar su inocencia.¡No sirvieron nada los gritos de ‘mamá’!—Mamá, no—Soledad sonrió torpe y dijo suavemente—, Uncle no me acosó, él...De repente, se incorporó y miró a Luna con sorpresa y alegría—: Mamá, ¿lo reconoces?Luna no estaba en sus cabales y a menudo no reconocía a la gente, pero reconoció a Daniel como el mismo malo de la última vez.Soledad casi gritó de alegría.—¡Mamá! —Abrazó a Luna—, parece que la medicina del Presidente Ramírez funciona de verdad, ¡te mejoras mucho!—Presidente Ramírez...—Luna volvió a sentirse confusa, giró la cabeza para mirar a Danie
Daniel se tranquilizó y se agachó, le decubrió el sombrero. ¡Resultó Susana!—Tu cara ...Susana estaba triste y trató de enrollarse el velo alrededor de la cara para ocultar las cicatrices.Daniel se mordió el labio, adivinando algo en su mente.—No podemos hablar aquí—la levantó—. Vamos, busquemos un lugar tranquilo para hablar.Susana tembló como si no pudiera ver la luz, se envolvió en capas de sombrero y antifaz y siguió a Daniel con inquietud.Los dos salieron a un salón.Daniel despejó la sala y pidió a la dueña que sirviera a Susana un té con leche, pero justo cuando la dueña lo puso sobre la mesa, Susana se agachó instintivamente.Daniel frunció ceños al ver los moratones de su cara.—Señorito Guzman... —Susana se calmó—, me capturó la Princesa Hera...Daniel sintió miedo.De hecho, tras el juicio, la familia Ramírez había enviado guardias para proteger a Susana y a Lola. Ahora que la reina Clara fue condenada a prisión, Lola podía permanecer fuera del torbellino, pero ¿qué le