Miguel necesitaba dinero con urgencia ahora.

¡La única opción era pedir dinero de la cuenta en la zona austral usando la identidad de Ana!

Miguel mordió su labio, esta acción era arriesgada.

La familia Ramírez en la zona austral era poderosa y valiente.

No les importaría esta pequeña suma de dinero, pero odiarían ser engañados.

Si descubrían que Miguel los había engañado durante más de veinte años, los resultados serían catastróficos.

Miguel frunció el ceño mientras caminaba de un lado a otro en la habitación.

Recordó la situación cuando visitó a Víctor en la cárcel.

Víctor estaba cubierto de vendajes como una momia, y tenía que ser ayudado por los guardias para caminar.

Su estado mental no era bueno, estaba delirando y no podía hablar con claridad, además le faltaban dos dientes.

En ese momento, Miguel se sentía un poco disgustado y estaba a punto de dar la vuelta, pero de repente escuchó a Víctor murmurar: "Hermano... tu hija, Lucía García, ahora, ahora es formidable..."

"No puedo en