Capítulo 36
Jorge contuvo la respiración y la abrazó fuertemente.

Sostuvo su cintura delicada con una mano, mientras con la otra levantaba su mentón suavemente.

La miró a los ojos, sus pupilas eran claras como el agua, sus labios rosados parecían estar silenciosamente seductores.

Jorge sintió un fuego ardiendo dentro de su cuerpo.

Lucía evitó la mirada ardiente de él, su rostro se ruborizó y su respiración se aceleró. Sintió un pecho caliente, un fuerte ritmo cardíaco y una virilidad imponente... Sentía que su cuerpo se derretía mientras se acercaba a sus labios, pero ella lo empujó suavemente antes de que pudiera besarla.

—No, todavía tengo que cocinar, —Ella sonrió tímidamente.

Jorge se detuvo mientras su mirada profunda reflejó un brillo oscuro.

—Entonces por la noche...—La voz de Lucía era suave y débil. Con dificultad pronunció esas palabras, sonrojándose enseguida de vergüenza.

—No duermas en el sofá esta noche, es incómodo. Ven a dormir en mi habitación.

Jorge se sorprendió.

Probablemente e
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