Jorge colgó el teléfono, se calmó unos segundos y llamó a Lucía primero para confirmar si estaba bien.

La voz en el otro lado era delgada y débil, con un poco de impotencia.

—Cariño, los dos directores insisten a invitar al cliente a cenar esta noche... Ay, también sabes que nuestro mayor cliente ahora es Joana. Tengo que asistir.

—Vale, no pasa nada.— Jorge no mencionó que Joana lo había llamado en absoluto, —¿En dónde comes? Envíame la dirección y te recogeré cuando termine.—

Lucía estuvo de acuerdo con una sonrisa, y la dirección fue enviada pronto.

Jorge comparó las dos mensajes, y fue la misma dirección de Joana.

Al principio, le preocupaba que Joana hubiera diseñado una trampa para dañarla, pero ahora parecía que ella no la mintió.

Pero, ¿por qué ella hizo esta llamada específicamente para dejarlo ir a su cena también?

Jorge pensó por un rato.

No importa de ninguna razón, para el seguro de Lucía, fue mejor que asistiera.

...

A mitad de la comida, el ambiente en la mesa comenzó a