Otras mujeres deseaban que su esposo fuera el hombre más rico del mundo, solo que esa mujer frente a él era diferente.

Lucía parpadeó con sus grandes ojos brillantes mientras lo miraba.

—¿Por qué necesitas ir más allá de lo común? ¿Es malo ser una persona común?

—No,— dijo Jorge con una sonrisa suave, —Quiero decir, si tu esposo tiene habilidades, podrías tener una vida mejor.—

—¡La vida actual es muy buena!— dijo Lucía mientras se aferraba a su brazo y apoyaba su cabeza en el hombro de Jorge.

Ella siempre era satisfecha con facilidad.

En comparación con la riqueza y la prosperidad, ella prefirió los días simples de envejecer juntos.

—En realidad, no envidio a esas personas ricas,— dijo en voz baja, —Quizás sea porque crecí en una familia anormal desde pequeña. Vi la tragedia de mi madre, así que siento que los ricos son desalmados...—

—Por lo tanto, solo quiero tener a alguien que me ame, una casa propia y envejecer contigo comiendo y divirtiéndonos. ¡Ese es mi mayor deseo!

Jorge la m