Capítulo 946
Ana asintió con dificultad, pero en realidad, no estaba prestando atención.

El miedo a lo desconocido suele ser más aterrador que una cruda verdad.

Al detenerse el coche, Ana dejó un par de billetes y salió a toda prisa, dirigiéndose hacia la habitación de hospital donde se encontraba Silvia.

Cuando llegó, se dio cuenta de que la habitación estaba vacía; sin embargo, las sábanas que originalmente eran blancas como la nieve, estaban teñidas de un impactante rojo sangre.

De inmediato, el corazón de Ana se contrajo. ¿Podría ser que la condición de Silvia se hubiese agravado?

Pero su herida era de bala; no debería haber sangrado tanto...

Ana dejó de elucubrar y salió corriendo, justo cuando vio a una enfermera aproximarse.

—¿Dónde está la paciente de esta habitación?

—¡En la sala de emergencias!

La enfermera señaló en una dirección, Ana ni siquiera tuvo tiempo para agradecer y corrió hacia allí.

Al llegar a la puerta de la sala de emergencias, vio a Alicia de pie en la entrada, Lucas
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