Capítulo 889
Silvia miraba con los ojos desorbitados la fotografía de las dos personas.

Lucas y Ana estaban sentados en la misma fila, sus manos apretadas, y sus rostros llenos de una sonrisa satisfecha y feliz.

Esa imagen de felicidad, en contraste con su desdicha actual, la hacía sentir como un perro abandonado por su dueño.

Silvia casi deseaba destrozar su teléfono, así no tendría que ver la imagen que le causaba tanto dolor.

Sin embargo, su escaso juicio le permitió calmarse.

Tal vez, Lucas simplemente no había escuchado el teléfono. Quizás, cuando lo viera, vendría a buscarla...

Con un hilo de esperanza, Silvia se sentó en la barra, mirando fijamente al frente con ojos desenfocados.

...

Después de la montaña rusa, Lucas y Ana estaban empapados, luciendo muy desaliñados.

Javier los miraba con desdén.

—Ya les dije que con esa ropa quedarían empapados. Si no hacen cosas estúpidas, no les pasará nada.

Los dos adultos, ante el sarcasmo del niño de cinco años, no encontraron una respuesta.

Para camb
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