Por la intuición de Lucas, la situación de los frenos del coche no era muy prometedora.

El corazón de Lucas se hundió un poco, había sido traicionado tantas veces en el pasado, por lo que no iba a ser tan optimista esta vez. Temía que alguien hubiera manipulado directamente los frenos de su coche.

Sin embargo, Lucas no mostró ni un ápice de pánico, y dijo con calma:

—De repente recordé que hay un documento importante en la empresa que debo revisar. Primero iré a buscarlo.

Ana, naturalmente, no se opondría, ya que el trabajo de Lucas era prioritario. Asintió y dijo:

—Está bien.

Solo entonces, Lucas calmó su corazón y continuó conduciendo. Ahora, con el sistema de frenos casi inoperante, no se atrevía a pisar bruscamente el freno, ya que era muy probable que el coche volcara. Solo podía tomar un camino más largo y consumir toda la gasolina para estar seguro.

Lucas dio un gran rodeo, y finalmente estacionó el coche en una zona relativamente desconocida.

Lucas, que había estado conteniendo