Capítulo 482
El pequeño cuerpo de Ana se encogía, su mano cubría su boca, las lágrimas caían una a una al suelo, generando pequeñas salpicaduras. No se atrevía ni a imaginar la decepción y tristeza que sentiría Javier al despertar. ¿Pensaría que ella lo abandonó? Con solo esta idea, el corazón de Ana sentía como si lo hubieran cortado con un cuchillo, y el dolor casi la asfixiaba.

Ana no sabía cuánto tiempo había estado allí. Algunos transeúntes, al verla en ese estado, miraban con compasión, desconociendo lo que esta mujer había pasado para llegar a tal grado de desesperación.

Adelina esperaba abajo a que Ana saliera, pero su paciencia se agotaba sin verla aparecer. Por lo tanto, decidió bajar del coche para averiguar qué estaba sucediendo. Al llegar a la entrada del hospital, vio a Ana allí, encogida, llorando con un inmenso dolor.

Adelina se asustó, corrió hacia ella, intentando levantar a Ana.

—Ana, ¿qué te pasa?

Ana fue levantada por ella, tambaleándose, a punto de caer. Adelina la sostuvo ráp
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