Capítulo 346
Ana dejó esas palabras en el aire y se volvió hacia su habitación, sin tener la menor idea de cómo explicar sus pensamientos, su mente en un remolino de confusión.

Lucío observó su silueta en retirada, ligeramente desconcertada, y sus puños se apretaron lentamente.

Al final, sacó su celular y marcó un número.

...

Ana se dio una ducha, y al salir, se secó el cabello, pero su mente parecía estar en otro lugar.

En su ensimismamiento, sonó el teléfono de Ana.

Echó un vistazo, era una llamada de Teresa en el extranjero, y Ana la atendió de inmediato:

—Mamá, ¿qué sucede? ¿Por qué me llamas a estas horas?

—No es nada, sólo quería ver cómo estás.

—Estoy bien, no tienes que preocuparte.

Ana siempre ha sido de las que prefieren compartir las buenas noticias en lugar de las malas.

—Me alegro, pero, ¿qué planeas hacer con Lucío?

Teresa pensaba en las palabras que Lucío acababa de decir.

Cuando supo de los problemas que Ana había enfrentado en el pasado, su mayor miedo era que volviera a enredars
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