Capítulo 343
En todo el trayecto, Lucas presionó el acelerador a fondo. El velocímetro de su coche marcaba la velocidad máxima y en menos de quince minutos, ya estaban en el hospital.

Inmediatamente, Lucas llevó a Ana a buscar al doctor. Tras examinar el estado de Ana, el doctor no tardó en administrarle un medicamento.

Tras recibir tratamiento, Ana se fue tranquilizando lentamente desde su estado anterior de agitación. La fiebre abrasadora que la había consumido comenzó a ceder.

— ¿Se encuentra bien? — preguntó Lucas, con una voz inesperadamente ronca.

— Llegaron a tiempo, no tiene nada grave. Pero este medicamento está prohibido. No debe tener contacto con él de nuevo o las consecuencias serán graves.

Al confirmar que Ana estaba bien, Lucas soltó un suspiro de alivio. Se sentó al lado de la cama, tomando la mano pálida y fría de la mujer que yacía en ella. En ese momento, bajo los efectos del sedante, Ana dormía plácidamente. Pero Lucas, al recordar todo lo que había presenciado ese día, no podía
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