Ana se encontraba en un rincón, sosteniendo una bebida proporcionada por el lugar, bebiendo sorbo a sorbo. Su naturaleza introvertida no la inclinaba hacia la socialización ni al deseo de llamar la atención, ella estaba contenta con seguir la corriente.

Después de un rato, un hombre extranjero de cabello negro se acercó a Ana:

—Ana, hace mucho tiempo que no nos vemos.

—Cuánto tiempo, Raúl.

Este proyecto era de gran importancia, por lo que la sede también había enviado a gente, y Raúl, por casualidad, era el antiguo jefe de Ana. Había apreciado mucho las habilidades de Ana en el pasado y, después de tanto tiempo, naturalmente había mucho de qué hablar.

Después de conversar un rato, un sonido de música elegante resonó en la sala, parecía que era hora de bailar.

A Ana no le interesaba mucho esto, pero Raúl parecía ansioso por probar, así que la invitó.

—Ana, ¿bailamos?

Ana se detuvo, quería rechazar la oferta, pero Raúl estaba tan entusiasmado que directamente tomó a Ana de la mano y la l