Capítulo 295
Por un instante, Ana no pudo asimilar lo que estaba sucediendo. ¿Qué demonios pasaba? Finalmente había terminado la tarea que él le había asignado, y ahora, ¿él tenía una trampa aún más grande esperándola? Los otros empleados de la empresa comenzaron a prestar atención.

El director no cedió y dijo con desdén:

—Con todo ese texto, ¿cómo es posible que tú sola lo hayas traducido en una noche? Seguro que pediste ayuda, permitiendo que extraños vieran los archivos confidenciales de la empresa. Eso es inadmisible. No podemos permitir que alguien como tú trabaje en la empresa.

Ana no pudo evitar una risa sarcástica. Ahora lo entendía, este hombre simplemente quería hacerle la vida imposible. Si ese era el caso, ya no tenía por qué aguantar.

—Si sabías que no podía traducirlo todo, ¿por qué me pediste que lo hiciera? Pasé toda la noche trabajando para completar tu tarea, y ahora dices que pedí ayuda. Si eso es lo que dices, ¿dónde están las pruebas?

Ana no se amilanó, enfrentándose directamen
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