Capítulo 224
Después de caer al mar, Ana quedó con la mente completamente en blanco, incapaz de creer que ese hombre la hubiera empujado directamente al agua. Lo único que le daba cierta paz era su habilidad para nadar. Ana se esforzó por mantener la calma y lentamente encontró su equilibrio en el agua.

Pero el agua del mar durante la noche era helada y cortante, rápidamente sintió como su cuerpo se entumecía. Si continuaba así, no resistiría mucho tiempo. No le quedó otra opción más que gritar pidiendo ayuda— ¡Auxilio! ¡Socorro, me he caído al agua!

Ignacio, evidentemente, no había previsto que empujaría a Ana al mar. Al verla pidiendo ayuda, el miedo lo invadió y, avergonzado, huyó.

Al ver que el hombre simplemente se iba, el corazón de Ana se enfrió aún más. No había mucha gente por aquí, y si la tripulación del barco no la encontraba, podría morir congelada.

Luz, que había estado esperando a que Ana se quedara dormida para arruinar su reputación, también se sorprendió. Nunca imaginó que Ignacio
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