Capítulo 1243
Ana y Adelina llegaron en coche al estudio de tatuajes, recomendadas por un cliente habitual, lo que les ahorró la espera en la fila. El ambiente era tal como lo describieron: profesional y nada sombrío, a diferencia de lo que Ana había imaginado anteriormente.

Ana se tranquilizó bastante. Tras una pausa, su hesitación hizo que Adelina se diera cuenta de algo. Adelina tomó la iniciativa de salir a sentarse afuera, dejando sola a Ana con el tatuador.

Para evitar cualquier incomodidad, la persona que atendió a Ana era una mujer de unos treinta y tantos años, con un estilo moderno y el cabello teñido en colores brillantes, dando una impresión un tanto inaccesible. Sin embargo, en contraste con su apariencia, la tatuadora hablaba con una gentileza y serenidad impresionante. Después de preguntar sobre las necesidades de Ana, asintió con la cabeza.

—¿Te quitas la ropa, por favor? —dijo, y luego sonrió—. No te preocupes, he cerrado con llave. Nadie entrará. Aquí protegemos mucho la privacidad
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