Capítulo 1246
A pesar de la presencia de los dos niños, Ana se abstuvo de preguntar. Al regresar a casa, Ana instruyó a los dos pequeñines a preparar lo necesario para el viaje al extranjero. Javier y José ya habían viajado muchas veces, así que Ana les permitía hacer estas tareas sencillas por sí mismos, fortaleciendo así su capacidad de autogestión.

—Entonces, yo me adelanto a preparar mis cosas. Que quede claro, no pienso ayudarte —Javier echó un vistazo a José, con un tono notablemente caprichoso.

Con el tiempo, la ira de Javier hacia José se disipó sin darse cuenta. Javier, de corazón tierno, sabiendo lo trágica que había sido la vida de José, no quería ser demasiado duro con él, pero tampoco podía bajar la guardia y admitir que lo había perdonado, por lo que aún mostraba actitud, indicando que seguía molesto.

—Oh, lo entiendo, no te molestaré —José asintió obedientemente, acostumbrado a las esporádicas bromas de Javier. ¿Qué más podía pedir si solo era objeto de sarcasmo y no de golpes o insul
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