Capítulo 1147
Ana había pensado decir: "¿Acaso no tienes manos?", preguntándose por qué él necesitaba su ayuda para secarse el cabello. Después de todo, no era la sirvienta de la familia Hernández. Sin embargo, al observar el rostro de Lucas, notó su evidente agotamiento, muy diferente de su energía y vitalidad habituales. Parecía como si hubiera agotado todas sus fuerzas. Probablemente, si no hubiera estado tan cansado, no se habría quedado dormido en la bañera.

Ana reprimió las ganas de replicarle. Además, pronto se iría. Podía tolerar una última vez los caprichos de este hombre.

Tomando una toalla, Ana levantó la vista hacia Lucas.

—Si no te sientas, ¿cómo se supone que te voy a secar el cabello?

Dada la estatura de Lucas, no podía simplemente levantar los brazos y secárselo mientras él permanecía de pie.

Lucas la miró con sorpresa. Había asumido que buscaría una excusa para rechazarlo. No esperaba que aceptara tan fácilmente. Algo en Ana parecía diferente ese día.

Lucas la observó detenidament
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