Capítulo 1064
La voz de Ana temblaba al hablar; el conductor no se atrevió a hacer más preguntas y simplemente aceleró al máximo. Sin embargo, para Ana todo parecía ir demasiado despacio. La instaba constantemente y su rostro, ya pálido, se tiñó de un tono rojo anormal, que la hacía lucir aún más extraña.

Al detenerse el vehículo, Ana abrió la puerta y corrió hacia fuera. Solo entonces el conductor se percató de que no le había pagado. Pero al ver su estado, optó por no seguirla para cobrar y se marchó.

Ana estaba débil, pero corrió rápidamente, como si hubiera exprimido todas las reservas de energía de su cuerpo, y se dirigió sin levantar la cabeza hacia la sala de urgencias. Al llegar, vio a David parado allí. Ana se acercó y le agarró el brazo.

—¿Qué le ha pasado a mi mamá? ¿Cómo pudo haber ocurrido esto si ayer estaba bien?

David no sabía cómo explicarlo. Aunque había tenido resentimientos hacia Ana, sabía que él también tenía alguna responsabilidad en la situación.

—Es una historia larga. Pero
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