Capítulo 1066
El ambiente en la habitación mantenía su tranquilidad habitual cuando Isabel suspiró resignadamente.

—Los niños no quieren comer, llevan todo el día sin probar bocado. ¿Acaso no vas a salir a ver qué pasa?

Apenas habían terminado sus palabras cuando un estruendo resonó en la habitación, como si algo se hubiera estrellado contra el suelo. Pasado un momento, se oyeron pasos. Lucas se acercó y abrió la puerta.

Al abrirla, un olor penetrante a tabaco invadió el aire, haciéndoles toser de inmediato.

La cara demacrada de Lucas apareció ante ellos. Al verlo, el corazón de Isabel se contrajo de pena. La última vez que había visto a su orgulloso hijo en ese estado fue cuando Ana había fingido su muerte y huido al extranjero.

En resumen, la mayoría del sufrimiento de Lucas estaba, de alguna forma, relacionado con esa mujer.

—¿Así que los pequeños aún no quieren comer?

Lucas había pasado la noche en su cuarto, pensando mucho. A veces, el cansancio lo vencía y caía en un sueño fugaz.

Sin embargo
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